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María Pilar Langa

María Pilar Langa  Ilusión por la pintura  

           En la madurez de la vida  es sencillo comprender la importancia que tiene, para cualquier ser humano, la conservación y la memoria de su experiencia anterior, de su infancia. Si definimos como tarea creadora  la realización de algo “nuevo”, se trate de algo que estamos viendo, o de sentimientos, recuerdos, vivencias, etc. podemos determinar que un elemento primordial es el reproductor. Este esta estrechamente vinculado a nuestra memoria. El hombre revive rastros de antiguas percepciones. Si un artista rememora el paisaje de su infancia, esta recreando impresiones vividas. Incluso si pintamos al natural, no hacemos más que reproducir algo que tenemos delante pero con el condicionante de nuestro recuerdo. El resultado es algo”nuevo”pero impregnado de nuestra personalidad genética y  vivencial.

 

           María Pilar Langa cuando habla de su pintura lo hace rememorando su infancia. Eran tiempos difíciles. De posguerra. De blanco y negro. Pero esta pintora perteneciente al Colectivo de Artistas de Valdejalón,  tuvo una infancia lo suficientemente oxigenada como para que sintiera la inquietud del arte. Pero se quedó ahí. Como el genio que duerme en las ramas, que diría Béquer. Fue mucho más tarde, en su madurez, cuando las sirenas del arte resonaron su canto para atraer a Mª Pilar al lugar donde su alma artística estaba. ¿Por que es esto así? ¿Por qué después de años, una persona retoma sus orígenes artísticos primarios?  Se ha demostrado científicamente que la actividad artística, es un elemento clave en  los niños. A medida que ese niño o niña crece, cuando se acerca a la adolescencia, empieza a desilusionarse y apartarse del dibujo. En general lo llegan a dejar por completo. Pero por fortuna en el caso de esta pintora de Epila no ha sido así.  Alcanzada la madurez, su infancia la llamó. Y recordó que estaba impregnada de entorno familiar. De las habilidades de su madre en diferentes manualidades, del olor a libros. De su abuela y sus afanes por la cultura para su nieta en aquellos tiempos oscuros de  sección femenina. Recordó sus  lápices y sus pinturas de niña y, como no,  la ancestral y natural sabiduría del trabajo de su padre en esos tiempos difíciles ¿Cómo la hija de un pastor podía hacer aquello? Se preguntaba el entorno más incrédulo e insustancial, cuando la joven presentaba sus dibujos.

         

           Y de ese germen renació la llama del arte en Mª Pilar. Que es inconformista. Los inconformistas no se quedan a verlas pasar. No ha querido renunciar a mostrarnos lo que lleva dentro. Y se puso en marcha. Cogió sus materiales y se fue a perfeccionar su técnica con los mejores, y llamó a la puerta de la familia Cañada donde quedó impresionada por su estilo único. Óleo, pastel, carboncillo, acuarela …. Cualquier formato le parece interesante. El argumento es expresar la inquietud que lleva dentro. Coquetea, como dice ella, con el abstracto y el expresionismo. Pero no puede negar que lo suyo es lo figurativo.

 

          Y ahí están los resultados. Riqueza y variación en los temas. Elementos estudiados en su composición con la magia de una veladura invisible, nos transportan hacia su mundo para compartirlo con nosotros, para hacernos cómplices y  solidarios.  Y lo consigue. Perchas con vestidos y complementos de otras épocas, que exigen su espacio vital en nuestra retina,  para recordarnos una época pretérita pero a la vez presente. O la sutil magia femenina, ajena al mundo exterior, mostrado en el contraluz de una ventana, en un “Tomando café” relajadamente reflexivo y solitariamente melancólico. O la delicada composición de sus “vidrios”y “porcelanas” que con un atisbo de escorzo, se enfilan en estantes de cuidada perspectiva. Si, este es el resultado. Fruto de un trazo decidido, armonioso y sin complejos, que a través de su paleta de estudiados y reflexionados tonos nos transporta, silenciosamente a su yo más personal.

 

CAL

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