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José Manuel Martínez. Una visión personal y reflexiva.

José Manuel Martínez.  Una visión personal y reflexiva.

 

      José Manuel Martínez. Una visión personal y reflexiva.             

 

 

                     El artista, como cualquier ser humano siente esa necesidad de luchar contra lo desconocido. Y en ese sentido, como las más poderosas fuerzas que posee son las artísticas, las emplea para ese fin. En el otro lado nos encontramos al público expectante  para evaluar los resultados de esa lucha donde las fuerzas del arte se baten con el misterio. Sería necesario estudiar, por ejemplo, las condiciones que llevaron a Leonardo a pintar aquella sonrisa de la Gioconda mientras sentía el influjo de un reflejo en aquel preciso momento. Ese misterio continúa atrayendonos y cautivándonos. La obra de arte es un espejo que transfigura  el momento de una forma excepcional hasta el punto de hacer de ese instante, infinitos momentos que amplian la realidad humana de forma permanente.

                    ¿ Qué lleva por tanto a José Manuel Martínez a seleccionar algunas de la obras mas importantes de la pintura y reivindicarlas con otra mirada? La respuesta es sencilla: nos da otra visión de ese momento de lucha hacia lo desconocido y misterioso desde esos grandes maestros. Con ello nos demuestra que la obra de arte es una síntesis del elemento individual que la crea y del elemento social que la distingue y la tranforma en múltiples aspectos haciéndola extremadamente variable. Y José Manuel lo hace de un modo brutal: prescindiendo del color. Asi nos lleva con naturalidad a su terreno a través del blanco y el negro. Como un “yin y yang” que recoge toda la dualidad existente en el universo y nos dice, a través de sus reproducciones,  que cada ser, objeto o pensamiento,  posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Eso nos transmite José Manuel haciendo volver a sus orígenes a Caravaggio, Millet, Goya o Botticcelli por citar algunos. Y lo hace con naturalidad, sin encogimiento ni cortedad por enfrentarse ante auténticas obras maestras. Pero no lo hace inconscientemente,  si no de forma meditada y reflexionada. Por que este pintor de La Almunia de 52 años no deja nada al azar. Para el todo está relacionado, todo tiene su causística. La unidad de lo absoluto y lo relativo en la pintura, en la poesía, en la música, nos ilumina y nos encamina a la consecución de nuestra percepción de lo creado para volverlo a crear,  pero con otros ojos, con otra mirada, para desde ahí crear algo nuevo e irrepetible. Quizá por ello sea un artista monotemático. No trabaja dos temas a la vez, no mezcla conceptos. Se centra en un tema hasta que queda satisfecho de su resultado sin escatimar tiempo, sin prisa, hasta que la obra tiene su conclusión, tanto en su teoría como en sus formas. Y ese modo de actuar para este fundador del Colectivo de Artistas Locales (CAL) junto a Alfonso Lorén y José Luis López, le lleva a reflexionar sobre cualquier cosa que le llame la atención. Y reflexiona tomando apuntes esquemáticos en su libreta sobre conceptos e ideas para después desrrollarlos a su manera en el papel de dibujo o en el lienzo. Y nos muestras sus trabajos sobre las manzanas, la poesía, la música, la huerta……y el resultado son “las huertas de La Almunia” donde hace todo un recorrido pictórico y literario por las desaparecidas huertas de dicha localidad, para según nos dice “…enseñar a nuestros hijos la historia de sus padres, abuelos y bisabuelos por que mañana puede ser muy tarde…”  o las “Cuatro estaciones”, o sus “Retratos psicológicos” o su concepto de la “atracción como impulsos eléctricos”. Y cuando habla, por ejemplo,  sobre las posibilidades expresivas de la “mano” elemento conceptual desde el que le gusta desarrollar un dibujo o pintura, da la sensación que está seguro de lo que dice por que lo ha madurado, reflexionado y comprobado por el mismo. Y si lo hace con una “manzana”, desarrolla toda una tesis sobre la diferencia de este fruto con o sin piel, lo cual, aunque parezca una cuestión banal, después de oir a José Manuel  uno, cuando monda el mencionado fruto que comió Adan,  comprueba perfectamente la diferencia. Pero para eso hay que escuchar al artista y ver su obra, solo asi comprobaremos que ya no veremos esos elementos y todos aquellos – con los que, repito, conceptualmente juega- de la misma manera que antes. Quizá esta forma de filosofar en el arte le venga desde su mas tierna infancia influido por un entorno verde, libre, natural, que invita  a la evasión mental como el de La Almunia. O quizá también de la influencia de esa especie de artista global que era el salesiano don Cancio Petruzio, impulsor de muchas iniciativas culturales en esta localidad de la comarca de Valdejalón y de que  recibió enseñanzas y  correcciones.

 

                     Los dibujos y la obra de José Manuel se pueden encontrar en la ya desaparecida revista “Rivera” donde inició sus agudas sátiras de “Albarcudico”, o en “La replazeta” en la que aparecen dibujos e ilustraciones y como no en sus exposiciones colectivas o individuales. Seguiremos la estela de su obra. Estaremos expectantes para aprender de sus conceptos madurados y expresados. Estaremos junto a él para nutrirnos de sus conclusiones. Nos ayudará a pensar y a  desentrañar lo misterioso.

 

CAL

 

 

 

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